Las bibliotecas de las cosas son espacios de préstamo de objetos para usos esporádicos, con beneficios ambientales y sociales de peso.
Desde que Nusos y Rezero inauguraron la primera del país, han proliferado otras iniciativas, muchas de ellas asesoradas por ambas entidades.
Las Bibliotecas de las Cosas son una de esas iniciativas brillantes y necesarias que han llegado para quedarse. Es una idea con una larga historia de experiencias en el ámbito internacional y que ahora se está extendiendo aquí. Hay cinco grandes motivos para abrir una biblioteca de las cosas y son tanto ambientales como sociales.
1. Para facilitar un uso eficiente de los recursos y para evitar residuos
Tenemos más cosas de las que necesitamos. En las casas se acumulan objetos que se utilizan muy pocas veces pero ocupan espacio y cuestan dinero. Por poner un ejemplo paradigmático, un taladro se utiliza, en promedio, 13 minutos durante toda su vida útil. ¿Qué sentido tiene que haya uno en cada casa?
Acumular objetos en los hogares que se utilizan sólo de forma esporádica y que un momento u otro serán residuos es una clara ineficiencia del modelo de consumo actual.
Se trata de un desperdicio de recursos no sostenible en un planeta finito inmerso en una crisis ecológica. La producción de todos estos objetos moviliza energía y recursos. Además, recoger y gestionar todos los residuos asociados a este modelo de consumo y producción implica también gasto energético y tiene importantes impactos ambientales.
Con la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí, sólo en los últimos años, se han facilitado 230 préstamos, de objetos como las máquinas de limpiar con vapor, escaleras, sillas de ruedas, decapadoras y sí, ¡los taladros! Esto ha supuesto el ahorro de 932 kilos de residuos, sin contar todos los que se evitan al dar una segunda vida a objetos que son donados para el catálogo en vez de descartados en el punto verde.
Amb la Biblioteca de les Coses de Sant Martí, només el darrer anys, s’han facilitat 230 préstecs, d’objectes com màquines de netejar amb vapor, escales, cadires de rodes, decapadores i sí, els trepants! Això ha comportat l’estalvi de 932 quilos de residus, sense comptar tots els que s’eviten en donar una segona vida a objectes que són donats per al catàleg en comptes de descartats al punt verd.
2. Para reducir emisiones
Detrás de todo bien de consumo hay emisiones de gases de efecto invernadero: se generan en la extracción y transporte de materias primas, en la fabricación, en el transporte y también en la recogida y tratamiento de los residuos asociados al producto. Por tanto, cada vez que una biblioteca de las cosas hace un préstamo, en la medida en que se evita una compra, se contribuye a la mitigación de la emergencia climática.
Reducir la compra de objetos es reducir las emisiones asociadas a todo el ciclo de vida de un producto
En la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí hemos diseñado un sistema de cálculo de las emisiones de equivalente de CO2 de nuestra actividad. A cada objeto, según el tipo de objeto y su peso, se le atribuye una cantidad equivalente de CO2 ahorrado. Así hemos podido estimar que en 2022 evitamos 2.681 kilos de equivalente de CO2.
3. Para promover la cultura del acceso al uso, en contraposición a la cultura de la posesión
Una biblioteca de las cosas es un espacio único para contribuir al necesario cambio de hábitos de consumo. Aún hoy, a pesar de las evidencias de la crisis ecológica, delante de cada nueva necesidad personal, la respuesta generalizada es satisfacerla con la compra de un objeto. Desde las bibliotecas de las cosas se rompe esta nefasta asociación, poniendo de relieve las importantes ventajas del alquiler. Son espacios desde donde se difunde la idea de que lo importante para satisfacer una necesidad es tener acceso al objeto, no tenerlo en propiedad.
También, con una programación de talleres y actividades, pueden convertirse en un centro de promoción del consumo consciente en sentido amplio. Por ejemplo, se pueden organizar talleres de reparación o prevención de residuos.
Uno de los principios del consumo consciente es evitar compras gracias al alquiler
Cada vez son más las personas que se suman a este modelo de consumo. El número de usuarias de la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí no ha parado de crecer desde que abrió puertas en enero del 2020. A pesar de un inicio marcado por la pandemia y las características sociodemográficas de la zona donde está ubicada, después de tres años de vida ya se han registrado como usuarias más de 500 personas.
4. Para facilitar el acceso a toda la ciudadanía a objetos que permiten satisfacer necesidades y mejorar la calidad de vida
Los precios de compra de muchos de los productos de los catálogos de las bibliotecas son un impedimento para las personas con menor poder adquisitivo.
Los bajos importes de los alquileres rompen la barrera que los precios de compra suponen para parte de la ciudadanía
Es cierto que, salvo algunos productos de ortopedia y aparatos de climatización, la mayoría de los objetos de las bibliotecas de las cosas no podrían describirse como productos de primera necesidad. Ahora bien, poder usar una máquina de coser para arreglar una prenda, una máquina de limpiar con vapor por hacer limpieza a fondo en casa o una raqueta para jugar un partido de tenis son ejemplos de cómo algunos objetos contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas.
5. Para reforzar vínculos comunitarios
Una de las características del modelo de bibliotecas de las cosas planteado por Nusos y Rezero es su dimensión comunitaria. No se trata de un servicio de alquiler, se trata de un catálogo de objetos mancomunados, de propiedad compartida. Como también es compartida la gobernanza del proyecto, por lo que vecinos y vecinas pueden tener voz en la toma de decisiones.
Del mismo modo, se promueve la creación de vínculos entre las personas que se acerquen al proyecto. Si bien hay personas que se limitan a utilizar el servicio de préstamo, otras se implican en las jornadas de trabajo que se organizan. Todo el mundo está invitado, con tareas diversas para que todo el mundo pueda contribuir al mantenimiento del catálogo. Las bibliotecas de cosas también pueden convertirse en espacios para compartir conocimientos, de forma más o menos informal, así como de apoyo mutuo.
Un catálogo de objetos mancomunado es una herramienta para hacer frente a los retos sociales y ambientales de forma colectiva
Uno de los lemas de la de Sant Martí es “Compartimos objetos, compartimos historias”. Y no son sólo palabras. En el casal de barrio Ca l’Isidret, donde está ubicada la Biblioteca de las Cosas, se han vivido muchas cosas, como una voluntaria arreglando las gafas de una persona mayor o un usuario explicando el funcionamiento de una máquina de coser a otro.
Cómo tener una biblioteca de las cosas en tu barrio o municipio
Así pues, si estos nuevos espacios están proliferando, es porque existen buenos motivos para abrir una biblioteca de las cosas. Además, Nusos y Rezero, con la experiencia y el conocimiento adquirido en la creación de la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí, han diseñado un servicio dirigido a los entes locales y entidades que quieren contar con asesoramiento y soporte técnico.
En el artículo «Rezero impulsa la creación de nuevas bibliotecas de las cosas», se da más información sobre la propuesta de Nusos y Rezero y se explica qué nuevos proyectos están acompañando.
Si tú también quieres una biblioteca de las cosas,
17 de marzo de 2023
Fotografías: Natxo López y Morena Bellini (colaboradores de la Biblioteca de les Coses de Sant Martí) i Marta Amat/Rezero.