Aproximadamente, un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician. Hacer frente a esta pérdida representa una oportunidad para conseguir un triple beneficio: por el clima, por la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de nuestros sistemas agroalimentarios.
La generación y desperdicio de excedentes alimentarios es una problemática que se origina en diferentes ámbitos y sectores socioeconómicos (sector primario, industria, comercio, restauración, hogares,…), lo que demuestra la necesidad de abordar la problemática desde una mirada global y transversal, con la implicación de los distintos agentes.
Remenja’mmm tiene por objetivo poner en valor los alimentos, visibilizando esta problemática y sensibilizando a todos los actores de la cadena alimentaria para prevenir el desperdicio. Canalizando en último término los excedentes que no se hayan podido evitar a través de un Puente Alimentario con entidades sociales.
La propuesta, que nació en Cataluña en 2015 y en 2022 se extiende a Baleares, propone actuaciones de prevención del desperdicio alimentario y de canalización de excedentes dirigidas a diferentes actores de la cadena de los alimentos:
-Administraciones locales: elaboración de campañas municipales de prevención.
-Ciudadanía: campañas de sensibilización para poner en valor los alimentos
-Hospitales: diagnosis, prevención del desperdicio y canalización de excedentes alimentarios (Puente Alimentario)
-Sector HORECA: prevención del desperdicio, aprovechamiento alimentario y sensibilización (Remenja’mmm)
-Sector comercial: fomento de la canalización de excedentes alimentarios (Pont Alimentari)
Remenja’mmm pretende contribuir a alcanzar los objetivos de reducción del 50% del derroche alimentario y de prevención de residuos que la legislación europea establece de cara a 2030.
Niños y niñas, cocineros, campesinos, tenderos, restauradores, madrinas, cantantes…, y todo el mundo que quiera decir no al derroche alimentario, ¡que ponga un mesa!
Llevas a cabo buenas práctica de aprovechamiento alimentario en tu restaurante? Quieres compartirlas con nosotras y poder optar al premio Remenja’mmm?
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Remenja’mmm con…
Un tercio de los alimentos se pierde. Esto duele porque es muchísimo, ¡no sabía que fuera tanto!
¿En tu sector dónde está el problema? Nosotros como productores, donde tenemos problemas, es cuando hay excedentes en la finca. Cuando el mercado no asume toda la producción. Si bajamos el precio podemos vender algo más, pero llega un punto que ni regalado.
Para solucionarlo debemos ajustar muy bien las planificaciones de siembra con las ventas previstas. Lo que ocurre es que el campo no es una fábrica y este año puedes producir 10 y el año que viene 15, por tanto, puedes tener una sobreproducción sin querer.
Hay incoherencias en el mercado. En Mallorca, lo que producimos aquí no basta por nuestro consumo, esto ocurre porque importamos mucho de fuera. Además hemos acostumbrado a la gente que lo bueno es lo bonito, así encontramos que muchas producciones si no cumplen los requisitos de belleza externa no entran en el circuito. Esto penaliza a los productores. Una tomatera tiene tomates de primera y de bola que no son tan apreciados.
¿Qué haceis con los excedentes? Hace ya un par de años que colaboramos con diferentes fundaciones y es una suerte que éstos puedan canalizar los excedentes. Gracias a su trabajo pueden sacar los excedentes. Por el momento no hay otra solución.
¿Tú «Remenges»? Yo soy hijo de campesinos, nací en esta finca. En casa siempre comíamos el melón con una manchita, el tomate acribillado, el pimiento algo tocado… era lo que comíamos en casa, es mi educación. Sé de primera mano que esas cosas algo tocadas, son las mejores e igual de comestibles. Si todos hacemos un pequeño esfuerzo y no estamos tan pendientes del exterior, todos podemos «re-comer».
¿Cómo Remenja Hope? Hope Mallorca surgió durante la COVID. Empezamos a repartir alimentos en Santanyí porque mucha gente no podía salir a trabajar. A partir de ahí crecimos en otros pueblos y en 2021 en vistas que habíamos crecido mucho nos convertimos en fundación.
Los supermercados nos daban sus sobras, por ejemplo, si de un paquete de 6 tomates uno se había estropeado, los otros 5 eran aprovechables. Empezamos a clasificar este tipo de cosas que se descartaban. Y así crecimos.
Gracias a este proyecto Remenja’mmm que nos ha puesto en contacto con Agromart ahora podemos coger los excedentes de esta finca. Sin los agricultores que quieran cooperar nada de esto sería posible. También los voluntarios son importantes. Por un lado, cuando vamos a las fincas vemos que los voluntarios disfrutan. Espigamos y luego repartimos lo que hemos cogido. Hay muchísima producción que podría aprovecharse y se pierde. También alimentos que se dan por perdidos y son buenos para el consumo.
¿Por qué se pierde tanta producción? Porque lleva trabajo aprovechar los excedentes. Echarlo es más fácil que organizar un grupo, que lo venga a recoger y que lo empaquete para ponerlo a la venta o para repartirlo. Echar cuesta menos que aprovechar.
¿Hay desperdicio en el mar? En el mar, las barcas de arrastre tienen unos mecanismos que arrastran y no saben el pescado que entra en el saco. Si cogen 300kg de jarrete, por ejemplo, más de lo que pueden vender, se genera mucho desperdicio. Nosotros hacemos pesca artesana, es más selectiva, sólo cogemos lo que necesitamos.
Aparte, el mercado es muy caprichoso y se crean mitos, como por ejemplo que la sardina de aquí no es tan buena como la gallega porque tiene menos grasa.
Yo hago cursos de náutica a gente joven. Cuando les pides qué pescado comen contestan salmón, bacalao y merluza. Ninguno de estos tres es de aquí. No conocen un rape, una págara, un caproig. Falta un trabajo de divulgación y sensibilización de lo que tenemos aquí. Los supermercados nos han vendido la moto, todo se vende a lomos, la gente ya no quiere encontrar espinas. Entonces tenemos los restaurantes, debería abrirse una línea para que la gente que no tiene recursos pudiera coger lo que se pierde.
¿Por dónde empezamos? Hay especias que no se valoran o no se comen y ya no hay gente que las sepa cocinar. Si yo te hago un guiso de morenas te chuparás los dedos.
Un tiempo comíamos saupes, doradas, morenas, que ahora tienen un valor comercial nulo. Si a mí me das a elegir prefiero comer un ase que otras especies que aquí son descartes. Habría que empezar por aprender a cocinar para no derrochar.
Un tercio de la comida se pierde. ¿Qué está pasando? Bajo mi punto de vista es un tema de educación. No le damos importancia a la comida. Cualquier persona es capaz de dejar comida en el plato sin mayor repercusión. Y creo que va a peor. Veo a mis hijos, que son jóvenes y no les importa, comerían cualquier cosa de 5a gama antes de un plato cocinado de forma tradicional.
Es verdad que nuestros estudiantes son más conscientes pero con mayor desconocimiento de las cosas. No están acostumbrados a comer una lechuga, porque en casa no lo hacen. No saben distinguir un puerro de una cebolleta. Y esto hace que no se aproveche el producto de temporada, comen siempre lo mismo. Se excede en la producción de esto porque el resto no conocen.
¿Por dónde empezamos? No entiendo muy bien por qué deben existir tantos supermercados. Antes había uno y ya bastaba. Que tengamos tantos puntos de venta nos obliga a tener mucha cantidad de producción que al final termina en la basura. Mis padres vivían en un pueblo de La Mancha y no había lubinas, estaban acostumbrados a arenques y bacalao, pero ahora no. Ahora debemos tener de todo en todas partes. Yo vivo en Inca, antes había 5 establecimientos, ahora 25. Por la mañana todos deben estar surtidos, pero ¿qué pasa por la noche?
Colabora:
Financiado por el fondo del Impuesto del Turismo Sostenible de las Isla Baleares www.illessostenibles.travel