Pasado el primer mes de crisis sanitaria ocasionada por el Covid19 e intentando gestionar como sociedad el zarandeo emocional y el dolor humano que está causando esta pandemia, empezamos a disponer de evidencias cuantitativas de su impacto hacia la generación de residuos.
Según datos de producción y recogida selectiva publicadas desde el área Metropolitana de Barcelona, la Agencia Catalana de Residuos, y el Gobierno Balear los residuos municipales han sufrido una clara bajada.
En Cataluña han disminuido una media del 17%. En el área metropolitana, donde se concentran gran cantidad de servicios y otras actividades económicas, la caída más importante la observamos en la ciudad de Barcelona con un 25%, llegando a situar la generación de residuos a niveles de finales de los años 80.
En las islas Baleares la disminución ha sido ligeramente inferior, situándose en un 14%. Por islas, la reducción ha sido más acusada en las Pitiusas, situando Ibiza al frente con una bajada del 22% y un 18% en Formentera. En Mallorca la reducción ha sido del 14% y Menorca es la isla donde la bajada ha estado menor con solo un 6%.
En referencia a la recogida selectiva (orgánica, papel/cartón, vidrio y envases ligeros) los datos indican también una clara disminución. En Cataluña cae un 20% en relación a un mes normal. A pesar de que todas las fracciones sufren caídas importantes, destacan aquellas vinculadas al sector comercial no alimentario –papel y cartón- y de restauración (orgánica y vidrio). Los envases ligeros también muestran una reducción a pesar de que menos intensa y resulta destacable el aumento de los envases de refrescos y cervezas desechables puesto que no se pueden consumir en los bares donde se sirven todavía envases retornables.
En las Islas Baleares, la caída de la recogida selectiva es menor situándose de media en un 11%. Por fracciones se observa una dinámica similar siendo la de papel y cartón la de mayor bajada (19%) seguida por la fracción orgánica (12%) y los envases de vidrio (11%). En cambio, en las islas se detecta un ligero aumento del 2% en el caso de los envases ligeros. La generación de resto disminuye en un 15%.
El impacto del Covid19 también se observa a nivel de limpieza viaria debido tanto a la disminución de residuos en las papeleras (con una movilidad limitada por la ciudadanía y la desaparición de turistas como es el caso, por ejemplo, de las ciudades de Palma en las Baleares o Barcelona en Cataluña). También los residuos voluminosos han bajado significativamente debido al cese de la prestación de los servicios municipales de recogida.
Estos datos evidencian la importancia de determinados sectores económicos en la generación de residuos municipales, así como la eficiencia de determinados modelos de recogida.
Por un lado, el impacto del sector de la restauración en la disminución de la generación de fracción orgánica nos hace tomar conciencia de la importancia de la recogida selectiva en este sector y de la necesidad de generalizar esta recogida segregada en todos los municipios, junto con el resto de residuos comerciales, con sistemas como el puerta a puerta que garantizan también su máxima calidad.
Así mismo, el impacto sobre la generación de residuos de envases (papel/cartón, vidrio y envases ligeros) nos aporta datos significativos sobre el actual modelo de distribución y sobre el incumplimiento del derecho de la ciudadanía a consumir sin generar residuos. Sin posibilidad de consumir en la restauración, donde todavía se mantienen los envases retornables de cervezas y refrescos, la ciudadanía continúa con sus pautas de consumo de bebidas y alimentos durante confinamiento, pero lo hace en base a los envasados que encuentra en los establecimientos comerciales, es decir, en formatos más pequeños y en envases desechables para las bebidas y otros alimentos.
Habrá que ver también cuáles han sido las fluctuaciones en las cuotas de mercado por parte de los establecimientos comerciales (gran distribución en frente a comercio de proximidad) y como afecta la sensación de vulnerabilidad y miedo al contagio en cuanto a la compra a granel y con elementos reutilizables por parte de los consumidores que algunos establecimientos han dejado de permitir durante la crisis sanitaria.
Es obvio que todavía es pronto para analizar cuáles son las consecuencias a largo plazo de la pandemia tanto en los hábitos de separación y recogida selectiva por parte de la ciudadanía como en los hábitos de consumo hacia a algunos productos de alimentación. Será necesario un análisis profundo y en base a todos los factores y agentes implicados en el modelo de consumo y distribución. Especialmente para tomar aquellas medidas que mitiguen un posible repunte en la generación de residuos que incremente, incluso, los niveles de producción anteriores y para proteger el derecho de los consumidores a hacer un consumo sin generación de residuos ni impactos a nuestra salud.
Perderemos una gran oportunidad si desde la responsabilidad compartida no somos capaces de impulsar ahora políticas de descarbonización y desmaterialización que apoyen a aquellas iniciativas y actividades que aceleren la transición hacia el residuo cero. Un modelo de producción y consumo donde los productos estén diseñados con criterios de ecodiseño, minimización de residuos, reparabilidad, reutilización y -al final de la vida útil- recuperación y reciclaje. Si no somos capaces de hacerlo, contribuiremos a una sociedad todavía más debilitada y con menos posibilidad de abordar la crisis climática, de materiales, energética que ya vivimos ni la próxima crisis sanitaria.
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