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Pelotas fuera de la industria ante las nuevas tasas

Nuevas normativas amplían la responsabilidad ampliada de los productores e introducen tasas para incentivar la prevención de residuos.

La respuesta de ciertos sectores industriales demuestra carencia de voluntad de innovación para transformar el modelo productivo y de distribución.

 


Poco a poco, demasiado despacio, las leyes han empezado a implicar a los sectores empresariales en el pago de los costes de gestión de los residuos municipales que genera su actividad. El objetivo es que asuman su responsabilidad sobre los productos que ponen en el mercado una vez se convierten en residuos.


Es parte de lo que se llama responsabilidad ampliada del productor (RAP) que hace años que la Unión Europea pide a los estados que apliquen en sus territorios. En España, hasta ahora, estaba limitado a algunos productos. Los más conocidos son los residuos de envases ligeros y vidrios. Pero la participación de Ecoembes y Ecovidrio en la financiación de la recogida y tratamiento de estos residuos es todavía insuficiente.


Últimamente han aparecido leyes que profundizan en esta línea, que afectan a los sectores del plástico de un solo uso, el textil y el tabaco, entre otros. Varias voces del sector industrial apuntan a que estas medidas se traducirán en un incremento de los precios de venta. En un momento en que la inflación castiga los bolsillos de la ciudadanía, hay quien aprovecha para cuestionar la oportunidad de estas políticas.

 

La industria ante las nuevas tasas: incrementos de precios a la vista

En el sector del plástico desechable, el director general de una empresa de tapones y cápsulas de café, se quejaba en el Telenotícies de TV3 de que no tenían más remedio que cargar el sobrecoste de la nueva tasa a su sector a sus clientes. La patronal AECOC remarcaba en el mismo reportaje que la medida era cómo tirar gasolina al fuego.


De hecho, varias patronales del sector de la alimentación y restauración pedían al Gobierno español poner freno al impuesto sobre el plástico de un solo uso, aludiendo a unos supuestos 2.000 millones de euros que deberían asumir (y que, de rebote, imputarían a las personas consumidoras).


Vaticinios similares se hacen para el sector del tabaco que, ante la futura aplicación de la RAP al tabaco se lamenta que le suponga un sobrecoste de 170 millones de euros, que, obviamente, también amenazan con cargar a las personas fumadoras. En este caso el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo se felicita por ello, ya que el aumento del precio es un desincentivo del consumo con claras derivadas positivas por el lado de la salud pública.

 

Los precios como desincentivo del consumo

Cierto que por justicia ambiental es positivo que los precios reflejen los costes reales de todo el ciclo de vida de un producto, también los relacionados con la gestión del residuo. La reducción del consumo que debería derivarse del incremento de precios forma parte de la solución necesaria.

Otra ventaja relevante de introducir a los precios los costes de gestión y tratamiento de residuos es que se disocia la figura de la persona consumidora de la figura de la ciudadana. Porque personas consumidoras y ciudadanía tienen papeles distintos en relación con los residuos.

Por un lado, las personas, condicionadas por la oferta, las posibilidades económicas, el tiempo disponible, el marketing…, toman unas decisiones de compra como consumidoras. De estas opciones se derivan unas cantidades y tipos de residuos que pueden variar mucho entre unos hogares y otros.

Por otra parte, la ciudadanía, vía tasas, financia parte del coste de gestión y tratamiento de los residuos. Hasta ahora, sin discriminar el grado de participación en la generación.

En la medida en que estos costes se vehiculan hacia los precios se consigue que no sea toda la ciudadanía quien pague los costes asociados a los residuos, sino que los asuma, vía precios, la parte de la ciudadanía que ha contribuido a generarlos.

Si, además de aplicar tasas a los productos que generan los residuos, en paralelo, los entes locales introducen tasas justas, es decir, que “el usuario del servicio de recogida de residuos pague la tasa de basura en función de su generación de residuos y/o de su participación o utilización del servicio de recogida”, el avance en este sentido es doble.

 

Falta de compromiso con la transformación


Ahora bien, que la respuesta de algunos sectores empresariales ante las medidas legislativas que le fuerzan a asumir su responsabilidad en la gestión de los residuos municipales sea sólo sacarse de encima los costes y repercutirlos a la ciudadanía es decepcionante.

Las tasas deberían también servir como revulsivo para afrontar los retos ambientales del sector.

 

Medidas complementarias a la repercusión de costes

Una de las medidas que podrían derivarse de la presión impositiva sobre las empresas sería el incremento de inversión en departamentos de ecodiseño. Así, aumentaría la aplicación de criterios ambientales enfocados a facilitar la recuperación de las materias primas contenidas en sus productos. Por ejemplo, en el sector del textil, sería interesante dejar de incluir en las prendas elementos, como cremalleras y lentejuelas y apostar por prendas de un solo tejido.

Otra de las medidas sería la articulación de modelos de logística inversa por parte de la industria. De esta forma podrían recuperar sus productos una vez se convierten en residuos y volver a introducir las materias primas que contienen en el ciclo productivo. En este sentido, en el sector de los envases y embalajes, la uniformización de los tipos de plásticos sería una ayuda, ya que la diversidad actual dificulta su triaje y aprovechamiento posterior.


En el ámbito vitivinícola, que Rezero conoce en profundidad una medida interesante es la estandarización de las botellas de vidrio. Sería una forma de facilitar la puesta en marcha de circuitos de recuperación y plantas de limpieza y evitar así el desperdicio de recursos de las botellas desechables.


El sector de las tabaqueras podría innovar eliminando los cigarrillos y comercializando filtros reutilizables y tabaco por separado.

 

La amenaza del incremento de precios para rehuir responsabilidades


Pero la reacción de algunas actividades económicas demuestra su carencia de compromiso con la necesaria transformación del modelo de producción y distribución. En vez de intentar aplazar la implantación de las tasas y anunciar que cuando se haga se derivarán los nuevos costes al precio de venta, deberían ponerse todos los recursos para imaginar, diseñar e implementar auténticas estrategias de sostenibilidad en sus sectores. Porque ya van tarde.

 

20 de marzo de 2023