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¿Quién paga, y decide, las campañas de residuos?

Las campañas que abrirán el camino al residuo cero no son las que se están haciendo, porque se estan dejando en manos de las empresas que causan el problema.


La ciudadanía necesita recibir información clara que invite a la reflexión crítica y mensajes que llamen a la acción en positivo.


La transición hacia el residuo cero no se hará sin la ciudadanía. De hecho, no tan solo su implicación es imprescindible, es que tiene reservado un papel clave.

Pero la ciudadanía necesita recibir información clara y mensajes que llamen a la acción en positivo. Hay que darle elementos que la inviten a hacer una reflexión crítica sobre el problema de los residuos y que la motiven a hacer cambios en su día a día. Y esta necesidad no es una reclamación que se haga solo desde Rezero y otras entidades del sector. Por ejemplo, la Generalitat de Catalunya es quien sostiene que hace falta que la ciudadanía haga una reflexión crítica, tanto en materia de gestión como de prevención de residuos.

Por qué, entonces, las campañas de sensibilización en materia de residuos están tan lejos de cultivar esta perspectiva crítica? Por qué las grandes campañas de la Agencia de Residuos de Cataluña se limitan a dirigir a la ciudadanía un mensaje culpabilizador vinculado solo a la necesidad de reciclar más? Quién dicta los contenidos de estas campañas de residuos? Quién las paga?

Presupuestos anecdóticos para las campañas de residuos

Lo cierto es que la inversión pública en campañas de residuos es claramente insuficiente. Las partidas son anecdóticas con relación al total invertido en gestión de residuos. Por ejemplo, según datos de la Diputación de Barcelona, mientras que “el gasto por habitante del servicio de recogida y tratamiento de residuos (no incluye puntos limpios) ha aumentado 10,17 € los últimos 4 años, situándose en 2020 en 76,68 € por habitante”, el gasto en campañas de sensibilización por habitante en 2020 fue de 0,42 €, el más bajo de los últimos 4 años. Cómo muestra el gráfico siguiente, la evolución de la partida dedicada a las campañas de sensibilización, no solo ha ido a la baja los últimos años, sino que del 2008 al 2020, ha seguido una línea errática.

Gràfico

Evolución del gasto en campañas de sensibilización (€)

2008-2020

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Cercle de comparació intermunicipal de la Diputació de Barcelona.

Está claro que los entes municipales no son la única administración pública que invierte en campañas de educación ambiental relacionadas con los residuos. Gobiernos como la Generalitat de Cataluña también debe tener un rol clave en esta tarea, pero si se analizan las cuentas de la Agencia de Residuos de Cataluña (ARC) para el año 2020, los resultados no mejoran. Aquel año, la ARC, invirtió solo 1.500.000 € en el concepto de «Publicidad, difusión y campañas institucionales” según aparece en el portal de transparencia de la Generalitat.

Esto representa solo un 0,4% del presupuesto de la Agencia de Residuos y equivale a 0,2€ por habitante. Una cifra realmente lejos de los 2€ por habitante y año que los profesionales y entidades expertas en educación ambiental planteamos como mínimo imprescindible para lograr una educación ambiental efectiva.

¿Quién financia las grandes campañas de residuos?

Que los presupuestos públicos no reserven fondos para las campañas de sensibilización tiene una consecuencia clara: se está dejando la educación ambiental relativa a los residuos a manos de las empresas. La realidad es que las grandes campañas de sensibilización las pagan, principalmente, Ecoembes y Ecovidrio. Un ejemplo de actualidad es la campaña “10 años después, reciclamos más”, que ha significado una inversión de 2,3 millones de euros. Cómo se plasma en los diversos materiales de comunicación y reconoce la misma Agencia, ha contado con el apoyo de estas dos entidades, que agrupan las empresas del sector del envasado.

Otro ejemplo es la campaña “Te necesitamos, recicla”, que como la misma ARC reconocía al presentarla, estuvo financiada íntegramente por Ecoembes y Ecovidrio. También fueron estas entidades las que pagaron la campaña “Reduce, Reutiliza, Recicla, REACCIONA”, que a pesar del título, ponía el énfasis en la necesidad de reciclar.

Y es que solo Ecoembes, según su memoria anual, en 2021, invirtió 59.612.000 euros en “Servicios exteriores”. Es en esta partida donde se incluyen los gastos de marketing, publicidad, comunicación y acontecimientos. Según Greenpeace la misma partida en 2012 supuso 33 millones de euros. Es decir que, en menos de diez años, prácticamente se ha doblado.

Alguien podría plantear que es positivo que sean las empresas que generan el problema de los residuos las que paguen las campañas de sensibilización para combatirlo. Lo que es alarmante es que no haya mecanismos claros que eviten que dicten los mensajes. El dinero sí. Las directrices no. Los logos tampoco.

La solución no vendrá de las empresas que generan los residuos

Porque no podemos confiar el fomento de la reflexión crítica sobre el problema de los residuos y la erradicación de la cultura de la usar y tirar a las entidades que representan las empresas que están generando estos residuos. No solo porque sus intereses topan claramente con los objetivos de reducir los residuos y fomentar la reutilización de los envases. También porque cada campaña que financian, significa algo más de ecoimpostura (greenwashing). Más aún si van de la mano con la administración pública, que tendría que dejar de ser cómplice de estas campañas en que los representantes de las empresas que generan los residuos trasladan toda la responsabilidad a la ciudadanía, transmitiéndole, además, un mensaje aleccionador y culpabilizador. Cómo si los residuos aparecieran por arte de magia en los hogares y no en sus fábricas.

Ya hace años que organizaciones y entes locales denuncian la carencia de transparencia y el déficit democrático que supone que las mismas empresas que ponen en el mercado los productos que después residuos tengan un papel tan importante en la cuantificación y valoración de los resultados de recuperación y reciclaje. Encima, también son ellas las que determinan qué mensajes deben hacerse llegar a las personas consumidoras. Hay que reconocer que es una buena estrategia: si lo controlan todo, consiguen que nada cambie.

¿Qué campañas necesitamos para llegar al residuo cero?

Las campañas que abrirán el camino al residuo cero no son las que se están haciendo. Hay que acabar con estas campañas “lobistas” disfrazadas de campañas institucionales. Es el derecho a la información lo que está en juego.

Por eso es necesario que las administraciones públicas dejen de fomentar y participar en campañas que continúan presentando el reciclaje como la solución a la crisis ambiental y climática.

Hace falta dinero para hacer campañas de impacto que fomenten, en positivo, las prácticas de prevención de residuos entre la ciudadanía. Hay que invertir en materiales de comunicación que vayan de verdad a la raíz del problema.

En definitiva, hace falta que todas las administraciones públicas, desde las de ámbito local hasta las europeas, tengan una sólida estrategia de comunicación en materia de residuos. Y se tiene que diseñar con independencia de los grupos de presión y poner claramente el foco en la prevención, la reutilización y el consumo consciente.

Las administraciones tienen ahora una oportunidad única para acabar con esta situación: ahora se está negociando el nuevo convenio con Ecoembes.

Consideramos necesario que en la negociación del nuevo Convenio de Ecoembes se ponga fin a esta aberración y que se garantice la independencia de las administraciones en el uso de los recursos, así como la incorporación de partidas presupuestarias significativas por campañas independientes y transformadoras de educación ambiental.

26 de gener de 2023