Las cápsulas de café representan un ejemplo de producto con un mal diseño que no permite su correcta gestión como residuo y que pueda acabar siendo reciclado. Su medida pequeña y el hecho que sigan llenas de contenido orgánico cuando se han convertido en residuos, dificulta su reciclaje, aunque la mayoría de ellas estén hechas de aluminio y sea un material totalmente reciclable. Además, se trata de un producto que no cubre ninguna necesidad real por la sociedad y que presenta muchas alternativas tradicionales y más sostenibles, como el uso de cafetera italiana y cafés molido a granel.
Evolución de la cantidad estimada de cápsulas de café consumidas en Islas Baleares y su generación de residuos asociada
El consumo de cápsulas describe una tendencia general de crecimiento desde la aparición de este producto hace unos 15 años, a pesar de que entre 2018 y 2021, el consumo se ha estabilizado alrededor del 70 millones de cápsulas anuales, probablemente asociado a la crisis por la covid-19. El año 2021 presenta el máximo de generación para el periodo estudiado, de 73,4 millones de unidades, más de 10 veces la generación del año 2010.
Hay que destacar que los residuos de cápsulas están formados por un recipiente (normalmente de aluminio o plástico) y una parte mayoritaria de residuos orgánicos (café y humedad) que se tienen que gestionar como fracción resto porque no son fácilmente separables. Con las alternativas de consumo de café libres de cápsulas, los residuos orgánicos generados se podrían compostar, a la vez que se evitarían los residuos de los recipientes de las cápsulas.